La Isla es el tercer planeta de un sistema de estrella amarilla. El planeta es un enorme océano de agua dulce, a excepción de algo de tierra firme en el polo norte, que es totalmente inhabitable al estar cubierto por una terrible y perpetua tormenta, que impide acercársele por aire o por agua. Los habitantes de este mundo viven en la única ciudad que existe sobre su superficie y que da nombre al planeta. La Isla es en realidad una amalgama de edificaciones montadas sobre los restos de una antigua ciudad cuyos cimientos se pierden en las profundidades del mar. Además de los habitantes de esta peculiar comunidad, varios clanes de nadadores gliesianos1 habitan en las profundidades y que comercian, o están temporalmente en la ciudad.
Los puentes colgantes, elaborados con rakki, se entretejen entre los robustos y ancestrales edificios de piedra. Estructuras más nuevas, y de menor calidad, infestan cada rincón útil de la ciudad. Éstas son de aspecto rústico, confeccionadas con madera y planchas de metal. La Isla está habitada en casi todos sus niveles, y existe toda una red de conexiones y plazas suspendidas entre rascacielos. Una red de canales, al nivel del mar, sirve para acoger los botes de pesca y hace las veces de mercado secundario de pescado. En esta zona, lejos de la seguridad de los niveles superiores, se practican algunos actos delictivos, como comercio ilegal, contrabando o robos ocasionales. Los rufianes, que se dedican al mercado negro, operan aquí.
El rakki 2, es una planta que extrae del fondo marino, un tipo de alga que una vez seca se vuelve extremadamente resistente: dura como la roca. Perfecta para sostener puentes y edificaciones de nuevo cuño. También son la base de la dieta local, junto con el pescado, ya que la isla goza de una variada fauna marina. Los metales utilizados en la construcción provienen de naves hundidas o abandonadas en la órbita
Aunque la recolección de rakki junto con la pesca, son dos de las actividades económicas principales de los isleños, la principal actividad y fuente de riqueza es comercial, al estar este mundo en medio de una de las principales rutas comerciales de la frontera. Las azoteas de los edificios, gracias a la solidez de los antiguos edificios de piedra, hacen las veces de plataformas de aterrizaje para astronaves de tamaño medio o pequeño. Al ser un mundo asociado a la Liga de Comerciantes3, es relativamente seguro como puerto y el comercio está bastante regularizado. Además, Varios cañones instalados en los pisos más altos sirven como defensa antiaérea contra filibusteros.
El gobierno de la isla se organiza desde un consejo de doce miembros, elegidos cada cinco ciclos, por votación popular, entre los ciudadanos que más contribuyen al bienestar de la ciudad, algunos se encargan velar por el comercio justo, otros de velar por el cumplimiento de las leyes o de las defensas.
Al ser una ciudad relativamente grande, y un importante centro comercial de la frontera, La Isla cuenta con su propia milicia, pagada con los impuestos ciudadanos y las tasas impuestas comerciantes del espacio exterior.
Como sucede en muchos mundos de la frontera, los habitantes de la Isla practican distintas variantes poco rígidas de cultos astrales, e incluso existe devoción a los Mensajeros, aunque en este caso se trata de algo más bien privado, ya que no hay templos o sacerdotes de los reinos. Los nadadores, por su parte, son tremendamente supersticiosos y consideran que las máquinas son fuente de mala suerte y la tierra del fondo marino una especie de lugar a temer. Para ellos el estado ideal es el líquido, entre los peligros que llegan desde la tierra bajo ellos, o "tara", y el cielo el que llegan las máquinas malditas. Existe cierta predilección entre ellos por la variante marina de la diosa Astra y también por Adu, señor de las tormentas que habita en el polo norte, a donde jamás se acercan.
Otro de los atractivos de la Isla es sin duda el Taller de Goshi, una reputada mecánica que atrae a capitanes de toda la Periferia. Las malas lenguas dicen que es una experta en herejías4 capaz de modificar y mejorar cualquier astronave, siempre que se tenga dinero para pagar sus elevados precios, y que no tiene reparos en trabajar para piratas y otro tipo de delincuentes.
Aunque más allá de la temporada de tormentas, durante el invierno, los azules océanos de agua dulce la Isla son seguros para la navegación y sus habitantes diestros navegantes, existen otros peligros como los traicioneros fragmentos de hielo que se desprenden del polo y pueden aparecer repentinamente entre la niebla y provocar hundimientos, o toda una serie de monstruos marinos como los peligrosos Tarns, que han llegado a devorar a algún pescador desprevenido.
1 Gliesianos (sub-razas gliesianas): Especies que descienden, artificialmente, de la humana. En algunos casos la diferencia entre humanos y gliesianos es meramente física, pero a veces estas razas cuentan con capacidades que les diferencian.
2 Rakki: Algas originales de La Isla. Se utilizan tanto para la alimentación como para la construcción, ya que al secarse se endurecen considerablemente.
3 Liga de Comerciantes de la frontera, o La Liga. Una asociación neutral que abarca varios mundos de las rutas comerciales, y que regula las tasas de comercio, ferias, medidas, cantidades y precios, e intercambio de información. También se organiza frente amenazas comunes como los bandidos, corsarios y piratas del interior, formando convoyes escoltados o contratando a mercenarios cuando es necesario.
4 Herejías tecnológicas: La tecnología fabricada por los Mensajeros lleva sellos sagrados que han de romperse para poder ser intervenida o modificada. Ésto es considerado un acto herético en los Reinos, y aunque en la frontera se hace, se hace a riesgo de arruinar la pieza. Solo los mecánicos más experientados puede romper un sello sagrado sin malogar las piezas. Las naves con sellos rotos en sus piezas son multadas en los reinos y deben rendir cuentas ante los Mensajeros. |